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Un gesto de dolor y estrés

  • hace 6 días
  • 3 Min. de lectura

El estrés positivo y el negativo. Episodio 1.


Puede el dolor movernos hacia algo mejor?
Puede el dolor movernos hacia algo mejor?

La primera vez que escuche la idea de estrés positivo me pareció que se trataba de una idea más de la lógica de la positividad, ya sabes, esta concepción de convertir todo en positivo, el dolor positivo, el sufrimiento positivo, la enfermedad positiva, y demás cosas que “transformarían” todo lo malo en bueno; pero y así, el mundo sigue como sigue. 


De tal forma que cambié la página del libro en cuestión y seguí con lo mío, dejando sin mirar qué cosa significaba el estrés positivo. Me levanté de la silla y salí a caminar sobre la extensa y potente ría que te lleva hasta Bilbao. Mientras caminaba, me encontraba con varias personas que corrían, los había de todos tipos, de todos los niveles, o bueno, al menos de varios niveles de condición física y regularidad. 


Y mientras yo intentaba disfrutar del camino, deteniéndome a ver las fábricas, los enormes modulares de apartamentos y los monumentales ascensores que conectan las partes más altas de la zona con el paseo de la ría, no pude dejar de observar también los rostros de agonía de algunas de las personas que corrían. supongo que se trataba de gente que, o bien llevaba mucho tiempo corriendo aquella mañana, o bien, se trataba de sus primeros esfuerzos en aquella actividad que demanda al cuerpo un estado alterado de manera consciente.



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Seguí caminando en aquella fresca mañana de septiembre y a mi mente vinieron cientos de rostros de dolor, de sobreesfuerzo, de cansancio al límite, en otros deportes, en otras disciplinas, en ráfagas de segundo los rostros se transforman hacia el dolor, hacia la agonía, o lo que, en otro contexto se trataría de agonía, de temor ante lo peor, ante la muerte; pero que, en el deporte, trata de todo menos de la muerte, sino de una exaltación del esfuerzo, de la vida, de la energía puesta en un solo momento. Recordé aquellos gestos y pensé que nada podía ser tan malo como para que muchas personas en el mundo lo hicieran con consciencia y con mucha entrega: practicar un deporte.


Aquí entra la noción del estrés. Convengamos en decir que el estrés existe, es una reacción a un estímulo que no es agradable y que “amenaza” a una parte muy primitiva y esencial de nuestro cerebro, la cual está preparada para sobrevivir y cuando algo le amenaza la estabilidad que había alcanzado se estresa, se defiende de este cambio de estado, de abandonar el estado de tranquilidad que nos mantenía en calma. El estrés es la respuesta a esta alteración de la calma, de la no amenaza.


El deporte vive amenazando nuestra calma. Físicamente es demandante, mentalmente es demandante, emocionalmente suele ser complicado. Nuestro cerebro reacciona ante estas amenazas y se estresa, expresándose. Pero otra parte de nuestro cerebro insiste e insiste en continuar, en hacer lo que tenemos que hacer para lograr nuestro objetivo, sea cual sea, desde aprender una nueva técnica, hasta superar una competición.


el estrés tiene la intención de advertirnos de una amenaza, pero tú puedes decidir si esa amenaza es o no una oportunidad para mejorar

En este sentido el estrés es positivo, en el sentido de que nos impulsa, que nos mueve a la consecución de un nuevo objetivo, de una nueva habilidad, de una sensación; el estrés tiene la intención de advertirnos de una amenaza, pero tú puedes decidir si esa amenaza es o no una oportunidad para mejorar, y entonces el estrés es sólo un estado intermedio que activa muchas de nuestras funciones mentales y corporales para conseguir eso que tenemos planteado.


Los rostros de estrés de quienes corrían sobre la ría aquella mañana me parecieron menos contradictorios, porque al parecer cada persona corre por un motivo, se enfrenta a ese estrés por un motivo y además lo “disfruta”. Por supuesto que ese estrés puede convertirse también en un obstáculo para cada deportista, puede hundirlo en un sinfín de problemáticas, de bloqueos, pero eso es otro tema. Hoy quise centrarme en ese estrés que nos mueve y que activa nuestras defensas para ponerlas al sevicio de superar un nuevo límite personal.


¿Cómo transformas el estrés en una motivación? ¿Habías pensado en el estrés como un motivante? ¿Dejas que el estrés te bloquee? Nos vemos en la siguiente entrega de este apasionante tema, y no permitamos que el miedo al estrés nos ahuyente de nuestro siguiente logro. 









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